lunes, 30 de enero de 2017

La obra del Espiritu Santo.

El Espíritu no se glorifica a sí mismo; glorifica al Hijo. Esto es, para mí, una de las cosas más sorprendentes y notables sobre la doctrina bíblica del Espíritu Santo. El Espíritu Santo parece esconderse y disimularse. Él siempre está, por así decirlo, poniendo el foco en el Hijo, y es por eso que creo, y lo creo profundamente, que la mejor prueba de todas en cuanto a si hemos recibido el Espíritu es preguntarnos: ¿Qué es lo que pensamos del Hijo? ¿Qué sabemos sobre el Hijo? ¿Es el Hijo real?
Y por lo tanto, verá con cuánta facilidad nos desviamos del camino y llegamos a ser herejes si nos concentramos demasiado y de una manera no bíblica en el mismo Espíritu. Sí, debemos darnos cuenta de que él habita en nosotros, pero su obra de morar en nuestro interior es para glorificar al Hijo, y traernos ese bendito conocimiento del Hijo y su amor maravilloso por nosotros. Él es quien nos fortalece con poder en el hombre interior (Efesios 3.16), para que podamos conocer este amor, el amor de Cristo.
Martyn Lloyd-Jones

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